Hace unas
pocas semanas cumplimos 10 años de trabajo ininterrumpido en Villa Carlos Paz, personalmente llevo un poco más de 20 años en
este trabajo, más allá de esto, todavía sigo preguntándome desde que lugar se dan
las críticas. Esta situación la converso con compañeros de trabajo, colegas de
otras instituciones, y no hay indicadores fuertes que nos determine el porqué.
Si estamos de
acuerdo en que suena lógico en un espacio de colegios secundarios por la propia
actitud de los alumnos, en todo su derecho a debatir y discutir sobre un tema en
el que ellos están expuestos todo el tiempo, y que muchos adultos desconocen.
La duda se
genera cuando nos ponemos al frente de un grupo de personas que están
estudiando carreras relacionadas con esta problemática, y mi duda es si en realidad
cualquier persona está dispuesta a formarse y adquirir conocimientos variados sobre
el campo de la drogodependencias. Pienso que todas las personas están
dispuestas a escuchar, pero adquirir
conocimiento es diferente.
La primera pregunta
que realizo en todos los espacios en que intervengo, es: “¿que sabemos de las drogas?”, siendo esta pregunta el punto de
partida para expresar que lo que se escuchará servirá para ampliar la información
y conocer
más de lo conocido de esta compleja problemática, y que es casi
necesario despojarse de mitos y creencias para poder tener una visión clara y real
de la situación en sí.
Este es el
escollo más difícil de atravesar para muchas personas, ya que despojarse de
estas cuestiones enraizadas culturalmente y familiarmente, causa en más
ocasiones, temor que seguridad. Esta seguridad que nos da el aprendizaje, queda
muchas veces opacado por el temor a darse cuenta que quizás lo absorbido y aprendido
no era tan real, ni tan seguro, este temor a aceptar que para abordar esta
problemática deba dejar de lado todo lo que le daba seguridad.
Entonces la
realidad marca que con un taller introductorio, es más lógico que aparezca la crítica
negativa que la positiva, no es que esto suceda siempre, pero sí de vez en
cuando, esta crítica negativa se apoya en el temor a despojarse de propias
creencias para adquirir una mirada abierta, dialogante, sin prejuicios, sin escrúpulos, sin
mitos, sin trabas, sin tabúes.
En los
espacios que trabajamos y dictamos talleres, siempre me sentí y nos sentimos
cuidados y acompañados ante la crítica negativa, es decir, confiar en un
dictado de clases, es confiar en todo lo que esta detrás, y estar preparado
para esta críticas que muchas veces aparecen.
A lo largo de
estos años yo también tuve que despojarme de mis creencias y mitos, esos que pensé
eran correctos, pero no lo eran.
Hoy estoy al frente
de una institución que asistió a más de 300 familias, y seguimos realizando
esta labor a pesar de algunas críticas, y de las personas que avalan las
mismas, a pesar de las falsas creencias y al temor a despojarse de estas, pero también
estamos acompañados por personas que adquieren conocimiento sin trabas, y
apoyan esta labor.
Todos hablamos
de drogas, pero somos pocos los que trabajamos en esta problemática de salud
integral de la personas, son tantas las veces que rayamos con la frustración
que siempre necesitamos apoyo, esto nos fortalece, y nos permite evaluar lo que
realizamos para seguir adelante.
Roberto Cabrera
Director
CTI Pro-Joven