miércoles, 12 de diciembre de 2018


Hace unas pocas semanas cumplimos 10 años de trabajo ininterrumpido en Villa Carlos Paz,  personalmente llevo un poco más de 20 años en este trabajo, más allá de esto, todavía sigo preguntándome desde que lugar se dan las críticas. Esta situación la converso con compañeros de trabajo, colegas de otras instituciones, y no hay indicadores fuertes que nos determine el porqué.
Si estamos de acuerdo en que suena lógico en un espacio de colegios secundarios por la propia actitud de los alumnos, en todo su derecho a debatir y discutir sobre un tema en el que ellos están expuestos todo el tiempo, y que muchos adultos desconocen.
La duda se genera cuando nos ponemos al frente de un grupo de personas que están estudiando carreras relacionadas con esta problemática, y mi duda es si en realidad cualquier persona está dispuesta a formarse y adquirir conocimientos variados sobre el campo de la drogodependencias. Pienso que todas las personas están dispuestas  a escuchar, pero adquirir conocimiento es diferente.
La primera pregunta que realizo en todos los espacios en que intervengo, es: “¿que sabemos de las drogas?”, siendo esta pregunta el punto de partida para expresar que lo que se escuchará servirá para ampliar la información y conocer más de lo conocido de esta compleja problemática, y que es casi necesario despojarse de mitos y creencias para poder tener una visión clara y real de la situación en sí.
Este es el escollo más difícil de atravesar para muchas personas, ya que despojarse de estas cuestiones enraizadas culturalmente y familiarmente, causa en más ocasiones, temor que seguridad. Esta seguridad que nos da el aprendizaje, queda muchas veces opacado por el temor a darse cuenta que quizás lo absorbido y aprendido no era tan real, ni tan seguro, este temor a aceptar que para abordar esta problemática deba dejar de lado todo lo que le daba seguridad.
Entonces la realidad marca que con un taller introductorio, es más lógico que aparezca la crítica negativa que la positiva, no es que esto suceda siempre, pero sí de vez en cuando, esta crítica negativa se apoya en el temor a despojarse de propias creencias para adquirir una mirada abierta,  dialogante, sin prejuicios, sin escrúpulos, sin mitos, sin trabas, sin tabúes.  
En los espacios que trabajamos y dictamos talleres, siempre me sentí y nos sentimos cuidados y acompañados ante la crítica negativa, es decir, confiar en un dictado de clases, es confiar en todo lo que esta detrás, y estar preparado para esta críticas que muchas veces aparecen.
A lo largo de estos años yo también tuve que despojarme de mis creencias y mitos, esos que pensé eran correctos, pero no lo eran.
Hoy estoy al frente de una institución que asistió a más de 300 familias, y seguimos realizando esta labor a pesar de algunas críticas, y de las personas que avalan las mismas, a pesar de las falsas creencias y al temor a despojarse de estas, pero también estamos acompañados por personas que adquieren conocimiento sin trabas, y apoyan esta labor.
Todos hablamos de drogas, pero somos pocos los que trabajamos en esta problemática de salud integral de la personas, son tantas las veces que rayamos con la frustración que siempre necesitamos apoyo, esto nos fortalece, y nos permite evaluar lo que realizamos para seguir adelante.
Roberto Cabrera
Director
CTI Pro-Joven

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